¿Hablamos, o prefieres golpearme?



 

¿Hablamos, o prefieres golpearme? 


Otis, la mayoría de las veces, se despide de Clara enviándole un beso desde la otra punta del taller que comparten. A la llegada de Clara, casi siempre está contento de verla y ella nota que a Otis le encanta que le de un beso. Siente su regocijo de bien comenzar el día.

Otis tiene soluciones para todo y cuando no es el caso, acepta las circunstancias con rapidez. 

Otis es un tío súper motivado con su pintura. Su entorno no se explica como su producción nunca cesa. Una idea tras otra, una idea tras otra...

Otis está convaleciente.

Otis hoy tiene dolor de cabeza. Le ha contado a Clara que un bruto, sin venir a qué, lo agredió hace unos días hasta el horrible punto de enviarlo al hospital. 

Hoy, Otis está igualmente en su taller de pintura. Dice que va a hacer tareas que no requieran de mucha reflexión. Dice que no aguantaba más encerrado en su casa, dando vueltas sobre sí mismo. 

La noche de la paliza, Otis le había preguntado al bruto de su vecino,  si era posible que hablasen de forma más calmada sobre un tema de basura. El bruto se sintió provocado con tal osado intento de civilizamiento, por lo que redujo a Otis a golpes. 

Llueven los golpes, comunicación aniquilada.

Llueven los golpes, tiene el poder. Ahora el bruto es el dueño de la verdad.  

Llueven los golpes, y hoy Otis le dice a Clara que no puede estar mucho tiempo de pié, porque le duele la cabeza. 

Llueven golpes. 


Aire.

Ana V. Moreno.


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